martes, mayo 20

    Hay cosas que no les cuento...

    Fotografía: kendiala

    ...pues podrían causar envidia.



       Ayer por la tarde, mientras mi vanidad se regocijaba en su reflejo, me percaté que había, arropado entre mis cabellos, un escarabajo verde –verde plaqueta- de considerable tamaño. Como es normal, salté lleno de pánico manoteando a lo imbécil y rogando a dios se llevara aquel bicho a la chingada. Tras algunos minutos sin ningún resultado, opté por el diálogo (táctica harto efectiva con toda clase de alimañas).

       Tras intercambiar algunas palabras, entendí sus razones para habitar mi pelambre. Algunas fueron muy convincentes: era un insecto fantasma, pues hacía un par de días había sido aplastado -supuestamente por mí, pero hasta que la juez no lo determine así soy inocente-, además no hay mejor lugar para un espectro que un vivo. Insistí con firmeza en el sobrecupo de espíritus y flatulencias que me habitan. Él con suma parsimonia explicó que no ocuparía mucho espacio, que ni siquiera planeaba internarse en mí, simplemente acamparía en mi melena. No quedó más que recurrir a la intransigencia (el arte de relacionarse con vecinos y familiares).

       Le grité que se largara. Sacudí la cabeza al más puro estilo metalero. Maté treinta arañas con la esperanza de que alguna de sus almas se llevará al verdoso habitante de mi tatema. Mas nada, solo logré irritar a tan tranquilo sujetillo, quien enfurecido por el alboroto me amenazó. He conversado con algunos de tus inquilinos, me dijo con voz ronca, seguro sabrás lo que me han contado, algo aun más vergonzoso que tus densas liberaciones de metano. Mis ojos se abrieron tanto que casi se me escapan de las cuencas. No podía creer la indiscreción de mis entrañas. Pero, ¿qué tanto sabía? ¡Simplemente no podía permitir que me chantajeara algo que caminaba sobre más de dos patas!

       No me importa que divulgues mi gusto por las cuarentonas, ni que cuentes a los cuatro vientos que mi primer amor fue el profesor de educación física de la primaria (¡juro que era sexy!), ya menos que ventiles los olorosos detalles de mi abreviada vida sexual, le dije. El siguió acurrucado sobre mi temporal. ¡Óyeme, grité, no tienes con qué negociar! ¡Te me vas ahorita mismo! Qué hay de tus dudas, masculló con voz adormilada, esas que atraviesan tu sesera cada vez que... Sabes, eres un bonito prendedor, concluí.

       ¿De casualidad alguno de ustedes conoce algún Espiritista-exterminador?

    8 comentarios:

    Greis dijo...

    tsss! Chantajeado por un bicho!

    Pero: cuarentonas? ProfesOr de educacion fisica? Olorosos detalles? Dudas? Zaz! Habremos de chismear con el bicho.

    G Santos dijo...

    Malditos bichos muertos, crees que no los volverás a ver, pero un buen día regresan a chingar.



    Saludos!

    Cinder dijo...

    jajaja, q buena historia, duro de roer aquel bicho, saludos desde las cenizas

    Ed dijo...

    seguro, fidel castro pero vaz a necesitar una medium para solicitar sus servicios

    kar dijo...

    uy, que tal si le echas otro bicho mas grande y mas manipuladoro, no, no eso se un arma de dos filos, mejor uno que sea adorable adorable y odioso odioso

    J.C. Cajas García dijo...

    Puedes buscar un parásito de los escarabajos, que se suba a su cabeza y averigüe sus secretos y así lo contrachantajeas. Suerte con el bicho.

    depasonico dijo...

    Uhi eso del bicho suena a un ente tan peligroso y enigmatico como el mismisimo pepe grillo que daba consejos truculentos a aquel ser que aparentemen era de madera.

    Pumuki dijo...

    dialogo? nada: al piso y crash