domingo, febrero 3

    Cada mes


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    Foto: true__confidence

       Todo iba bien. Fue solo una pequeña confusión. Con un poco más de tiempo me hubiera vuelto a orientar, y habría encontrado el camino a casa. Y no es culpa mía, cada que vengo, a estos jovencitos se le inventa cambiar los negocios, y eso es algo que confunde a cualquiera. Antes había cinco o seis tortillerías, hoy solo vi una, quizá el próximo mes que vuelva ya no habrá ninguna. Y ese jovencito llamando por teléfono, acusándome con Ana. ¡Qué si los patitos le tiran a las escopetas!

       A mi no me gusta ser una molestia, aun puedo ir por el mandado, sino diario, sí de vez en vez. Después de todo uno necesita cosas que los jovenes ya no compran, o que podrían abochornarlos. Además Ana no conoce a Doña Isabel, ya menos aun sabría sobre las veladoras para mis Santos. ¡Qué va a saber ella de Santos, si se la pasa viendo caricaturas! Me preocupa que su mamá nunca la lleve a la iglesia. Yo misma la llevaría, si mis piernas fueran más fuertes, si su madre no dejara de recordarme mi osteoporosis. ¡Vaya, palabreja! Los medicuhcos ya no saben que inventar para tenerlo a uno siempre en cama, todo modosito y sin hacer ruido, no fuera uno a molestarles con sus achaques.

       ¡Que más da! De cualquier manera uno aprende a estar cada día más callado, ya hay tan poco que decir, y tan pocos que lo oigan a uno. No importa, la verdad. Pero eso de prohibirme salir de casa cuando se me de la gana, ¡eso, eso, eso es...

       -Señora, -le gritó en el oído el administrador del lugar -Su nieta ya viene en camino por usted, estaba muy preocupada. No debería salir sola, pudiera perderse, o peor aun podrían asaltarla. No está usted en edad para estos trotes.

       ¿Y éste que sabe de edad, y de trotes? Pendejo empleaducho de tercera que no sabe nada más que sonreír. ¡Ahora finge preocuparse por mí! ¡Se nota que ni su madre le interesa! ¡Sí lo que quiere éste, como todos, es dinero, puro dinero! No le preocupa que me asalten, sino que no sea él quien se lleve el botín.

       -Creo que ya no escucha la señora- le comentó el administrador a una coqueta empleada de limpieza -y seguro no ve muy bien, me ha dicho varias veces "joven".

       El siguiente mes seré más cuidadosa, escaparé luegito Ana y su mamá salgan por la mañana, una sonrisa jugetona se delineaba entre sus arrugados labios mientras planeaba esto, así tendré tiempo de perderme y, aun así, regresar antes del atardecer.

    3 comentarios:

    G Santos dijo...

    ¿Y para diciembre tendremos una foto suya?

    ¡Ah que con las cabecitas blancas!, son luego bien rejegos.

    Cuídese!

    Greis dijo...

    eiiiiiiii que se cree??? no solo comente, coneeeectese!!!!!

    Cinder dijo...

    todos nos hacemos viejos, pero hayq pensar un poco en q ellos tambien desean divertirse salir y pasear sin pensar en q necesitan a alguién mas para poder andar a sus anchas, un saludo desde las cenizas