Fotografía: André di Lucca |
¡Tengo nervios!
[Sí, ya sé, todos tenemos nervios, fisiológicamente hablando.]
¡Estoy bien nervioso!
[Está bien, todos estamos llenos de nervios, también.]
¡Me hallo completamente enervado!
[No, no ingerí nada "ilegal", aunque quisiera.]
Me encuentro inquieto, ansioso, angustiado pues, pero de esa angustia buena, de la bonita, de la aventurera, de la locuaz.
¿Qué más?
Todo gira, como un torbellino, y uno está trepado en él, porque -obvio- uno quiere viajar a Oz, ¿usted, no?
Porque la lección que aprenderemos -si uno está sugestionado para ello- será que lo importante no es el camino, ni llegar hasta el final, ni la amistad, ni la verdad, sino, simplemente: no vomitar en el avión.
Y, ¿si el avión se cae?
Se cae, se cae, se cae
.
.
.
¡Ploc!
[No olviden volver a este su bló amigo, cuando mis angustias, o las suyas, hayan pasado.]
2 comentarios:
que emoción!!!
las estadísticas indican que es mas fácil morir en un accidente de auto que uno de avión, usted solo disfrute tsssss el viaje !
feliz vuelo a donde quiera que el viento t transporte.
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