martes, marzo 25

    Mi colonia

       Esta semana santa me sorprendió la ferviente devoción de los colonos. Sin duda lucré con sus esperanzas, no con su fe, que si la tuvieran sería otro el cuento. Me llené los bolsillos con dinero sudoroso, trabajado, que los patrones pagaron a cuenta gotas a toda esta barriada. La Iglesia, por llevar más tiempo en este negocio, sin duda se llevó mejores ganancias. Aun así, fue piadosa: montó un espectáculo de cuatro pistas, con luz y sonido, para conmemorar aquel martirio tan mal comprendido por tantos (comenzando por Pedro). Tal parafernalia comenzó a inquietarme. Demasiado oropel, pésimas actuaciones, un mar de murmullos, una sola plegaria: ¡Dios, que nada nos falte!

       La colonia está empobreciendo, espeté con temor. Solo así me podía explicar todo aquello. Una serpiente helada se retorció en mi interior, augurio no solo de una mala digestión, sino de un terrible porvenir. Guardé mis ganancias ipso facto bajo un adoquín del patio.

       Tres días después sucedió.

       A las dos y media, pasada la media noche, Óscar arribó, no había notado que llegaba tan tarde. Aquel día, a esas horas, gritaba desde el zaguán, una y otra vez, y el nombre de su esposa. Al comienzo me asustó: ¡Paloma, paloma, paloma! Me levanté, y tras convencerme de la inexistencia de los espíritus, fui a abrirle la puerta. Pero ni los aparecidos me hubieran dejado tan perplejo como el nuevo rostro de Óscar. ¿Qué te pasó?, pregunta obvia. Me pidió un cigarrillo, luego en pocas palabras me contó que lo habían asaltado, apenas unas cuantas calles atrás. ¡Válgame dios! expresé (en abierta afrenta al creador), y él se encaminó al fondo del patio, dónde vivía en un cuartito con su mujer.

       Aseguraba de nuevo el zaguán cuando él volvió. Me dijo que mejor iba a levantar una denuncia ante el ministerio público, que no está lejos, antes que se cerraran la heridas. Traté de disuadirlo, fue inútil. Muy decidido salió. Acerqué una silla a la ventana y me puse a esperar su regreso. Los mosquitos me asediaron, querían mi sangre, hoy todos quieren la sangre de otros, de qué me sorprendo. Así siempre ha sido.

       Un par de horas después, desperté gracias a un cigarrillo que intentó incendiarme la entrepierna. Óscar no había regresado, imaginé lo estarían curando, salí a asegurar el zaguán, pronto amanecería. Mas, un sollozo, como venido de la letrina del infierno, atravesó el metal del portón llenándome de pánico. Abrí la pequeña puerta y asomé tímido la cabeza. Era Óscar, ese hombre alto, estúpido pero fornido, ahora con el rostro ensangrentado, quien estaba sentado en la banqueta lamentándose, abrazándose las piernas, enjugándose las lágrimas. Me senté junto a él.

       Me confesó que no pudo hacer nada, que habían sido seis, en un auto, trató de correr, de nada sirvió. Ni siquiera traía mucho dinero, ya menos algo más valioso que su vida. Le patearon la cara mientras uno lo esculcaba. Y para acabarla de chingar, los del ministerio no hicieron más que ponerle una sarta de trabazones, argumentaron desde la falta de papeleo hasta la carencia de un médico, quien posiblemente solo llegaría hasta las diez y media de la mañana. Harto, les mentó la madre y regresó, sin embargo, no se atrevió a despertar a su mujer con semejantes relatos de horror.

       ¿Qué podía decirle yo que tan imbécil soy, y más en un situación como esa? Lo abracé por los hombros. De súbito, dijo que me dejara de joterías, se levantó y se metió a la casa.


    Fotografía: shuck

    7 comentarios:

    G Santos dijo...

    ¡Aaah! Me trae molos recuerdo este post, (Centro histórico de Morelia, 5 pm, dos chavos metiendo mano en mis bolsas y otro, en moto, vigilando).

    Lo siento, creo que iré a ver si la puerta está bien cerrada...

    Saludos!

    Vigilante dijo...

    Tan mal le fue???
    Pobresillo!
    No pos si estuvo gacho!

    Greis dijo...

    Ouch! pues si, que mal.. yo soy pésima para consolar gente, nunca se que decir.. solo se me ocurren bromas pendejadas inapropiadas.. jiji.. pero pues si se siente bien gacho que te roben.. y supongo que es peor que te asalten y aun mas los polis.. ´che gente!

    Ed dijo...

    mmm pues solo existe una palabra que reconforta en eses momentos...

    VENGANZA...

    si es infantil y todo eso pero no hay como un ir a buscarlos y que sea ojo por ojo y diente por diente...

    kar dijo...

    me declaro incompetente para dar consuelo cuando no es porque se te perdió tu lápiz o algo así

    SoulRush dijo...

    Asi es esto del rock and roll.. ¡Todos queremos sangre!

    [un poco de sangre roja]

    Vampiros del sistema...

    Greis dijo...

    Por cierto.. lo que nos robaron ayer.. fue su presencia.. que mal! Espere el post al respecto! jo jo