viernes, octubre 31

    Hace diez años intenté dejar de fumar

    Los zapatistas son el camino


       Van ustedes a creer que La Máquina Insurrecta del Sur habla bien de mí, ¡Dios mío, a dónde va a parar este mundo! La verdá es que yo estaba requetenervioso, no sabía ni que decir, sonreía bobamente -más que siempre. Me parecía poco apropiado preguntarle sobre sus ligues: y le pregunté. Admito que no esperaba tal minuciocidad al contar los detalles exactos en que las... bueh... no hay por qué rememorarlo todo. Basta decir que me cayó tan bien como desde el primer día que leí su bló (muy bien, pues). Aunque creo que se molesto un poquillo cuando le robé su último cigarro, porque además no lo pedí amablemente: ¡Ey, tú, las máquinas no fuman, dame esa cosa o te arranco los circuitos!

       En fin...

       El viaje al Hoyín del Infierno fue insólito, así: insólito.

       [Todos, por favor, pongan cara de sopresa a las tres: ¡1, 2, 3! ¡Sorpresa!]

       Ahora, si me permiten -y aunque no- concluiré este posto. Mañana quizá amanesca, y quiza haya otro posto, de ser así, mañana seguiré con mi gusto por las esdrújulas, por los participios futuros, y por las muchas redundancias.

    1 comentario:

    G Santos dijo...

    "La Máquina Insurrecta del Sur" ¡ja!, me provocó un ataque de risa DonB, con eso de que estoy tomando chocolatín (sí, son las 3:30 am y sigo tomando chocolate y comiendo tamalas y fumando).


    Y no me molestó darle mi último cigarro, soy medio masoquista (y cuando se puede, sádico).

    Y yo también estaba nervioso y noté que usté estaba nervioso y "sonreía bobamente".

    ¡Saludines!