Fotografía: bonustraaack |
-Hace mucho tiempo que no salgo con una mujer.
Ella me miró con rabioso desconcierto.
-Está bien- intenté corregirme -con una mujer a quien no quiera meterle la mano bajo el pantalón.
Su mirada ahora mordía la mía.
-Bueno- me rendí -y con la que no haya estado encamado antes.
Ya tranquila y mirando a la nada, me preguntó.
-Y, ¿eso a qué vine al caso?
-No sé qué haré mañana cuando salga con *******a.
-Lo de siempre, ¿no?- mi rostro transmutó en una interrogación -Ya sabes, le invitarás un café que acabará siendo una cerveza, te embriagaras con ella, hasta que por fin, harta de esperarte, ella termine por besarte.
-No es verdad, no siempre es así.
-Es cierto,- arrojó el cigarrillo -la mayoría jamás te besan.
En ocasiones olvido cuanto me conoce, también que alguna vez tuvimos algo.
-Aunque hay veces- se levanto para mirar más lejos en el horizonte- en que solo tú te embriagas, pierdes coordinación, blasfemas y escupes sandeces, derramas las cerveza sobre tu acompañante y terminas tirado a la puerta de tu casa dando pena ajena.
Es una bruja, ella misma se nombró así, y cuanta razón tuvo. Cuando menos era la bruja amiga mía más sincera que tenía.
-Sí, esto lo mejor que puedes hacer por ella. Es más, deberías llegar borracho ese día.
-Sí, una copa antes ayudaría contra mi nerviosismo.
-Pero que sea un Vodka Tónic, porque, para que negarlo, me caes mejor como ebrio pendejo, que como sobrio imbécil.