lunes, marzo 2

    Aquí o allá

    Marzo

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    Imagen: ryangs


       Apenas había puesto un pie dentro del taxi cuando dije mecánicamente lo siguiente:

       -Me lleva aquí a la Comer de Miguel Ángel.

       -¿“Aquí”, joven? ¿No dirá más bien “allá”?

       -Este...- Siempre me desconciertan los comentarios de los taxistas, como el de aquél que me contaba como se cogía a su vieja cada semana en alguno de los hoteles de Calzada de Tlalpan, a menos que ella anduviera en sus días, entonces mejor se iba de parranda con sus cuates; pero eso es otro cuento.

       -Porque aunque sea cerca de aquí se dice “allá”. Como la dulcería de la esquina, mire, está allá, no aquí. Lo ve, joven.

       -Bueno, bueno, pues sí.

       -Sí, joven, no ande confundiendo los adjetivos, uno tiene que atender a la gramática a la hora de hablar, no se puede estar así confundiendo todo y diciendo lo que no cuando sí, y lo que sí cuando no.

       El taxi avanzó mientras meditaba acerca de la naturaleza de tales palabras. ¿Adjetivos?

       -Y usted, joven, ¿qué estudia?- Creo que la mochila me delataba erróneamente.

       -Estudiaba filosofía-. Un suspiro traicionero escapó de mí.

       -Vea, joven, usted no debería andar confundiendo así los artículos-. Me miro con sorpresa por el retrovisor-. Y, ¿por qué ya no?

       -Mil cosas, pero en sí porque ya no podía con la carrera.

       -No, joven, usted erró el camino, eso pasa cuando uno escoge mal su profesión.

       Me quedé callado, con ganas de no recordar nada al respecto. Miré por la ventana. Las cosas se veían algo raras, un extraño sentimiento de que no todo está bien, o de que nada anda muy bien, me invadió. ¿Habrán surtido algún efecto los mil sermones filosóficos que me fumé?

       -Y, ¿a qué se dedica ahora, joven?- Tanto “joven”, me halagaba.

       -Ando reparando computadoras, pero eso no deja para vivir (no con decencia, al menos).

       -Mire, ¿por qué no estudia algo de eso mejor?

       -En eso ando-. Creo que no me escuchó.

       -Una ingeniería o algo por el estilo.

       -Me deja allá en el siguiente semáforo, por favor.

       -Con gusto, joven.

       -¿Cuánto le debo?

       -Nomas son treinta pesitos.

       -Aquí están, gracias.
       

    3 comentarios:

    Pato dijo...

    chale! esasp reguntas de xq uno abandona la carrera tienden a ser incomdoas de responder ... pero "alla ellos q no comprenden" jajajaja

    Violette dijo...

    me indignaría un poco que un pinche taxista jodón lo convenciera de lo que muchos ya le hemos dicho

    depasonico dijo...

    que taxista tan cagado !!
    me hizo reir la neta, y pues saludos.